Guatemala: Levantamiento y miedo
¿Que vamos a dejar a nuestros hijos, hijas, nietos y nietas?Después de algún tiempo de haber dejado de visitar las altas montañas de Alta Verapaz, sobre todo comunidades q’eqchi y poqomchi de la parte de la Sierra de Chama y la Sierra de Pampakche.
Comunidades que en su mayoría fueron afectadas por el conflicto armado interno, ya sea por ser simpatizante, militante o simplemente por ser considerado una presa fácil para la guerrilla, hoy vuelvo a visitarlas y sus vida está peor que antes y durante la guerra.
“Najtir wiliq naq qa tik muun, naq xkularik i ti kaxik ku wiliq naq ke’ yuna’ ta wiliq ke’. Chajare naqa qanab rej na jalakun”. Nosotros teníamos muchas cosas que comer antes y durante la guerra y ahora todo lo tenemos que comprar en el pueblo, porque ya no tenemos tierra para vivir y sembrar, solo nos queda luchar, pero nuestra pregunta es: ¿Que vamos a dejar a nuestros hijos, hijas, nietos y nietas?
ti Mar (Doña María)
Saco a colación esta experiencia de vida, porque después que la Coordinadora Nacional Indígena y Campesina –CONIC- anunciara un levantamiento para después de semana santa, uno lo primero que piensa es si ahora es posible un levantamiento?, qué significa para todo un pueblo pobre y explotado un levantamiento?, hay claridad en los dirigentes cuando llaman a un levantamiento?
También surgen ideas “fantasmas”, como las vertidas por algunos articulistas de la prensa comercial u opiniones en medios televisivos y radiofónicos, que satanizan toda acción que viene de las comunidades más lejanas de nuestra Guatemala. Porque éstos o éstas articulistas y comentaristas, están muy en sintonía con el capitalismo deshumanizante al que le importa poco lo que puedan pasar a los pobres. Solo basta conocer lo que está pasando ahora con los migrantes en Estados Unidos, que después de llamar a una movilización para el 1 de mayo, los están retirando de sus trabajos; o a los jóvenes en Francia, que están poniendo en jaque a la democracia francesa.
Si bien es cierto que Guatemala no es Ecuador, Bolivia o Venezuela y que quizás un levantamiento no tiene las posibilidades reales de sostenerse en Guatemala, por muchas razones, pero no hay que perder de vista que todo esto es la reacción de un pueblo que está cansado de ser humillado y pisoteado, no sólo por los grupos de poder, sino también vendido por aquellos y aquellas que en tiempos pasados, manifestaron sus ideas de acompañar la lucha de este pueblo oprimido.
Un grito de levantamiento no es el grito de la CONIC, es el grito de un pueblo explotado, humillado, oprimido y discriminado, no sólo por este gobierno, sino por los grupos de poder (económico, político, militar, religioso, social) que desde hace muchos años han administrado este país para su propio beneficio. Un grito de levantamiento es para cambiar las relaciones de poder, no mendigando puestos en los partidos políticos o con el mismo gobierno actual. Un grito de levantamiento es un grito por la liberación y por una reforma agraria. Un grito de levantamiento es un grito por transformar este Estado actual en un Estado mucho más incluyente y participativo.
Los hechos violentos que han enlutado nuestro país en estos primeros meses del año, a los que nadie ha podido dar una respuesta objetiva, sobre lo que está sucediendo, nos llaman a tomar conciencia de que Guatemala no debe seguir así. A Guatemala hay que transformarla. Cuando recorremos las principales páginas de los diarios, escuchamos las noticias en los tele y radio noticieros y nos enfrentamos de nuevo ante la muerte, sólo hay un leve pensamiento en el y la guatemalteca: “ahora ya no se puede vivir”.
Este ahora ya no se puede vivir, que es producto de la fragilidad humana ante la muerte, lo podemos sumar a la fragilidad humana ante la pobreza y extrema pobreza, que sufren la mayoría de la población guatemalteca y sobre todo indígena de las diferentes comunidades del país y en los espacios periféricos de la ciudad capital, en donde apenas se vive con menos de un dólar diario para paliar el hambre.
Entonces, el grito de levantamiento, es un grito del descontento de la sociedad latinoamericana en contra del neoliberalismo y la globalización que cada vez nos están sumiendo en pobreza y la miseria y que nos están llevando a la muerte y una muerte lenta, que no sólo es con balas sino también de hambre.
Es difícil creer, pero así como son asesinados niños, niñas, jóvenes y mujeres, en la ciudad capital, bajo el supuesto hecho de ser “pandillero”, “mensajero” o “tatuado” , en las comunidades rurales, a diario se mueren niños y niñas antes y durante su nacimiento o por hambre y desnutrición, mujeres antes de dar a luz; o podemos encontrar un sinnúmero de mujeres y hombres con enfermedades psicopatológicas por no saber qué camino escoger cuando no tienen para darle de comer a sus hijos e hijas.
“Ra’ lin jolom xban naq’ inq’a nin naw qaru’ tin jale, re’ xtojab’al lix tzoloq lin kokal. (Me duele mucho la cabeza porque no se donde encontrar los quetzales para pagar la escuela de mis hijos).
qana’ Juana (Doña Juana)
El derecho a la desobediencia civil es un derecho humano, que ahora lo han demostrado los jóvenes en Francia, los indígenas Kechwas en Ecuador, los Mapuches en Chile, entre otros.Una llamada a un levantamiento indígena y campesino, hoy en Guatemala, puede ser que no tenga los efectos esperados, porque para que esto suceda, se necesita de un movimiento social fuerte y un proyecto político, porque si no este levantamiento terminará siendo una movilización de unos cuantos hermanos y hermanas y culminará en un proceso de diálogo que hasta ahora ha sido el mecanismo que utiliza al sistema democrático imperante en nuestro país, que es lo típico de las democracias tuteladas-multiculturales, pero de que es necesario seguir con nuestra actitud contestaría a este Estado y tratando de crear conciencia social y étnica para una liberación, si es oportuna.
Pero lo más ridículo, es como los grupos de poder y sus secuaces “cooptados”, comienzan a levantar improperios en contra de este “llamado levantamiento”, que si bien es cierto, puede que no se realice, es un derecho ciudadano. El derecho a la desobediencia civil es un derecho humano, que ahora lo han demostrado los jóvenes en Francia, los indígenas Kechwas en Ecuador, los Mapuches en Chile, entre otros. Por eso los grupos de poder y sus compinches “cooptados”, en vez de satanizar la justa demanda de los pueblos por su libre determinación y por su autonomía, deben entender que somos muchos quienes ya no queremos estar subyugados a estos grupos de poder y tampoco a este sistema de Estado que oprime, explota y discrimina.
* Maya Poqomchi, guatemalteco, filósofo, teólogo y antropólogo. Maestría en Ciencias Sociales FLACSO-Ecuador, consultor sobre temas indígenas en el Comité Internacional de la Cruz Roja , Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Agencias de Cooperación, en Guatemala. Analista político desde la visión indígena. Articulista, Ensayista y Conferencista sobre diferentes temas: multiculturalidad, interculturalidad, derechos humanos, derechos indígenas, cosmovisión indígenas, movimiento social e indígena de América Latina, etc. Ha publicado ensayos en la FLACSO-Guatemala , revistas electrónicas como: Incidencia Democrática, Albedrío, en Guatemala, Mallku de El Perú, ALAI en Ecuador, Rebelión y Congreso Bolivariano de los Pueblos de Venezuela, Programas de Becas de la Fundación Ford , Etnias de Colombia, Centro Martin Luther King de Cuba, entre otros. Actualmente tiene en proyecto dos ensayos: del colonialismo a la autonomía y desafíos del movimiento maya. Desde 1979 es militante del movimiento maya. Ha trabajo en Guatemala, Ecuador, Costa Rica, México y Belice. Algunos documentos han sido publicado en inglés, frances e idiomas mayas. Es miembro de la Asociación Guatemalteca de Antropología Política, de la Red Latinoamericana de Antropología Jurídica. Docente de la Universidad de San Carlos y ahora de la Universidad Rafael Landivar.
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