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lunes, diciembre 24, 2007

Con mi burrito sabanero

Por Marcela Gereda
“Buenos días, señores y señoras, se venden relojes, pulseras, chocolate con angelito y adornos navideños”. Esta es una de las frases con las que dentro de las camionetas urbanas miles de personas buscan ganarse la vida.

“Arrepiéntase, que ya se acerca el día del juicio final”, anuncia el joven tatuado en la camioneta, mientras suena en bachata (porque también hay versión cumbia, merengue, reggaetón) “con mi burrito sabanero, voy camino de Belén, ‘if you see me walking by’, voy camino de Belén”.

“Compre la pomada más potente, quita todo, Curamil, y más y mucho más, por menos”.

Observo a los pasajeros, entre el tráfico, las bocinas, la ciudad iluminada y el inútil Árbol Gallo, ellos con sus rostros reventados vuelven a casa, quizás y con un poco menos de vida.

Viajar en camioneta es subir a una sociedad ambulante que expresa la inequidad con la que hoy experimentamos el espacio, el consumo y el empleo. Habla del crecimiento acelerado de la economía informal, interiorizada y normalizada en esta desigual y precaria ciudad.

Aquí dentro viaja un centro comercial: comidas, útiles, herramientas, medicamentos, música, películas, libros, religión y una violencia ligada a la pobreza y economía informal hija de la faltante demanda laboral.

La camioneta es un supermercado nómada, donde anda la autoridad, médicos, abogados, travestis, locos, ingenieros, estudiantes, payasos (Cuchillín y Pistolín), amas de casa, delincuentes, asaltantes, limosneros, vendedores, predicadores, prostitutas, sacerdotes, mareros... y a veces hasta pasajeros.

¿Qué expresa este flujo de mercancías, estos consumos musicales, y estos mensajes sobre lo que somos aquí y ahora?

Expresan el infierno y paraíso que Guatemala es. Infierno porque los oligopolios impiden el libre desarrollo capitalista y el despegue democrático, así se empuja a amplios conglomerados a sumergirse en la economía informal, que encierra no solo las formas de trabajo irregulares, sino el narcotráfico, el crimen organizado, las maras y un largo etcétera y, porque al lado de las altas tasas de desempleo crece el precio de la canasta básica y otros factores socioeconómicos como la migración hacia las zonas urbanas provocado por la crisis del sector agrario.

Un paraíso porque en la camioneta, con todo y lo mezquino de la ciudad, todavía hay contacto visual y humano, se ve reflejada la chispa y el humor de los chapines:

“Buenos días, damas y caballeros, hoy llegó su día de suerte. Si usted es una de esas personas que le gusta la higiene, si usted es de esos que le encanta andar bien aseado, bien olido, este es su día para andar limpiecito en Navidad; compre el cepillo de dientes Colgate, auténtico zig-zag, por solo tres quetzalitos, no se me va a arrepentir, señito”, me dice un hombre, convincente, al subir al bus.

Según el CIEN, se estima que un 56 por ciento de la población económicamente activa no agrícola trabaja en la economía informal. El 60 por ciento de los trabajadores informales trabajan por cuenta propia (con 65 por ciento de mujeres auto-empleadas). En el trabajo informal asalariado los hombres son mayoría, pero las mujeres trabajan en una mayor proporción en la economía informal (69 por ciento). El 26 por ciento de los trabajadores informales trabajan a domicilio y el 77 por ciento de entre ellos son mujeres.

La OIT señala que la economía informal disminuye si existe más intervención estatal y más regulación que incremente la demanda laboral.

“Por favor, colabore con diecito, seguro que Dios multiplicará sus bienes, porque recuerde que Dios bendice al dador alegre, y manos que dan nunca permanecerán vacías”, advierte un joven, mientras yo salto a las inmundas aceras de mares de gente con irracional angustia consumista. Entre smog, tráfico, el olor a pólvora y a manzanilla, veo a la camioneta alejarse con la contradicción de lo que es y lo que debería ser la economía y la Navidad. Mi deseo: una nación de todos y para todos, una Navidad de abrazos cálidos y sin desigualdades en la que, como otros y con otros, canto y bailo esperando el Año Nuevo: “Con mi burrito sabanero voy camino de Belén…”.

Fuente: www.elperiodico.com.gt

1 Comentarios:

  • Hola.
    Te escribe Carlos López, un placer saludarte.

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    Por Anonymous Anónimo, 14 agosto, 2017  

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