¿Sin ideas ni valores en la política?
Por Claudia Virginia Samayoa - Guatemala, 30 de mayo de 2005
Negar la ideología en la política busca co- rromper la fuente de la democracia. Una forma de descalificar a la izquierda y a algunas expresiones de la derecha es acusarlas de sostener sus posiciones en la ideología. Recientemente, en el programa Libre Encuentro, se hizo alarde de que este nuevo siglo debería ser uno sin ideologías y, por ende, las expresiones nuevas de la izquierda latinoamericana y del descontento social están trasnochadas porque responden a la ideología.
Aunque hay muchas definiciones del concepto de ideología, quiero compartir una de las definiciones del filósofo italiano Norberto Bobbio: "Ideología es un conjunto de ideas y de valores concernientes al orden político que tienen la función de guiar los comportamientos políticos colectivos".
La ideología es parte del accionar político natural de las colectividades. Son las ideas que tenemos sobre cómo debería funcionar el Estado y los valores que sustentan nuestro accionar, los que nos conducen a posicionarnos ante la realidad política. Aunque Francis Fukuyama grite a todos los vientos que la ideología ha muerto, ésta sigue vivita y coleando.
Ya Derrida nos mostraba que si se deconstruyen los pensamientos encontramos las ideas y valores básicos que motivaban nuestra lectura del mundo. Ni más ni menos que una ideología. Es más, aquellos que propugnan por la eliminación de la ideología en el accionar político no se percatan de que su posición oculta una ideología detrás: le llaman neoconservadurismo.
¿Qué es lo que quieren realmente eliminar los neoconservadores: la ideología o algunas ideologías? Yo sospecho que lo que quieren es eliminar algunas ideologías y la afirmación de los ciudadanos y ciudadanas de a pie de sus ideas y valores. Ya es grave que traten de eliminar a la oposición política; además, están debilitando a los partidos políticos quitándoles la obligación de explicitar su ideología: las ideas y valores que fundamentan el accionar de sus políticos. Luego no nos extrañemos de que cuando llegan al gobierno hacen lo que quieren. Es más, pretenden que la ciudadanía se cuide de las ideas y valores en su accionar político.
Mejor si no expresan su convicción de que el bien común está sobre el bien individual, o de que la libertad es el valor que predomina sobre la igualdad social. La ciudadanía debe ser como una masa que se mueve al tenor de lo que dicen los únicos que tienen valores e ideas para lo político.
Esta tendencia de negar la ideología en la política busca corromper la misma fuente de la democracia. ¿Cómo puede haber democracia sin política y política sin ideología? Tienen razón mis compañeros columnistas, Zapeta y Porras, de enojarse por lo escuchado. Aunque la ideología de Zapeta, Porras y la mía difieran entre sí, el común denominador de los tres es el entendimiento de que es el debate de las ideas y los valores lo que construye nación. Finalmente, las ideas y los valores son susceptibles de transformación y no deberían provocar miedo a nadie.
Fuente: www.sigloxxi.com - 090505
Negar la ideología en la política busca co- rromper la fuente de la democracia. Una forma de descalificar a la izquierda y a algunas expresiones de la derecha es acusarlas de sostener sus posiciones en la ideología. Recientemente, en el programa Libre Encuentro, se hizo alarde de que este nuevo siglo debería ser uno sin ideologías y, por ende, las expresiones nuevas de la izquierda latinoamericana y del descontento social están trasnochadas porque responden a la ideología.
Aunque hay muchas definiciones del concepto de ideología, quiero compartir una de las definiciones del filósofo italiano Norberto Bobbio: "Ideología es un conjunto de ideas y de valores concernientes al orden político que tienen la función de guiar los comportamientos políticos colectivos".
La ideología es parte del accionar político natural de las colectividades. Son las ideas que tenemos sobre cómo debería funcionar el Estado y los valores que sustentan nuestro accionar, los que nos conducen a posicionarnos ante la realidad política. Aunque Francis Fukuyama grite a todos los vientos que la ideología ha muerto, ésta sigue vivita y coleando.
Ya Derrida nos mostraba que si se deconstruyen los pensamientos encontramos las ideas y valores básicos que motivaban nuestra lectura del mundo. Ni más ni menos que una ideología. Es más, aquellos que propugnan por la eliminación de la ideología en el accionar político no se percatan de que su posición oculta una ideología detrás: le llaman neoconservadurismo.
¿Qué es lo que quieren realmente eliminar los neoconservadores: la ideología o algunas ideologías? Yo sospecho que lo que quieren es eliminar algunas ideologías y la afirmación de los ciudadanos y ciudadanas de a pie de sus ideas y valores. Ya es grave que traten de eliminar a la oposición política; además, están debilitando a los partidos políticos quitándoles la obligación de explicitar su ideología: las ideas y valores que fundamentan el accionar de sus políticos. Luego no nos extrañemos de que cuando llegan al gobierno hacen lo que quieren. Es más, pretenden que la ciudadanía se cuide de las ideas y valores en su accionar político.
Mejor si no expresan su convicción de que el bien común está sobre el bien individual, o de que la libertad es el valor que predomina sobre la igualdad social. La ciudadanía debe ser como una masa que se mueve al tenor de lo que dicen los únicos que tienen valores e ideas para lo político.
Esta tendencia de negar la ideología en la política busca corromper la misma fuente de la democracia. ¿Cómo puede haber democracia sin política y política sin ideología? Tienen razón mis compañeros columnistas, Zapeta y Porras, de enojarse por lo escuchado. Aunque la ideología de Zapeta, Porras y la mía difieran entre sí, el común denominador de los tres es el entendimiento de que es el debate de las ideas y los valores lo que construye nación. Finalmente, las ideas y los valores son susceptibles de transformación y no deberían provocar miedo a nadie.
Fuente: www.sigloxxi.com - 090505