La socialdemocracia en Guatemala
Por Manuel R Villacorta O. - Dallas, Texas, EEUU, 23 de mayo de 2005
Los cambios políticos y económicos que se suscitaron en el mundo en las últimas dos décadas, provocaron una "desarticulación de lo tradicional", sorprendiendo a todas las instituciones humanas y sus intrincadas actividades. Y en el campo político, la socialdemocracia no podía quedar exenta de ser afectada por el citado fenómeno. Hoy esta corriente política está tratando de redefinir su carácter para consolidarse como alternativa para nuestros pueblos.
Para sus criticos oficiosos, la socialdemocracia está en crisis y en vías de extinción. Creo todo lo contrario. Considero que ahora la socialdemocracia posee la mayor viabilidad para convertirse en unaalternativa política verdaderamente sólida y efectiva, capaz de proponer alternativas y consumar grandes logros en favor de los pueblos, en particular, de aquellos atormentados por la pobreza, la exclusión y el atraso generalizado.
Cuando surgió la socialdemocracia independiente del modelo socialista radical, como el establecido en la ex Unión Soviética o China Popular, esta corriente tenía que enfrentar dos grandes enemigos: por una parte ese socialismo totalitario que la acusaba de haber cedido frente a la derecha política al negarse a la lucha armada para conquistar el poder. Por otra parte, los sistemas autoritarios de derecha la consideraban como una "avanzada del socialismo marxista-leninista", no en pocas ocasiones sus promotores eran acusados de ser "lobos con piel de oveja".
En Guatemala esta realidad se vivió con toda crudeza. Es necesario recordar que hace tan solo tres décadas Centroamérica fue escenario de dramáticos enfrentamientos armados entre gobiernos autoritarios apuntalados por los aparatos militares, y movimientos insurgentes apoyados por gobiernos de países socialistas. Mientras los líderes radicales de la izquierda insurgente se manejaban clandestinamente o se preservaban en el exterior, líderes verdaderamente comprometidos de tendencia socialdemócrata, enfrentaron con el rostro descubierto e ideas claras y valientes esa compleja realidad, denunciando la injusticia y demanando cambios inmediatos. El sistema respondió violenta y trágicamente. Dos son los casos principales que revelan lo anterior: Manuel Colom Argueta y Alberto Fuentes Mohr. Como ellos, otros valientes dirigentes vinculados al denominado Frente Unido de la Revolución (FUR) y al Partido Socialista Democrático (PSD), también sufrieron las consecuencias del conflicto: exilio, secuestro, persecución e incluso, la muerte. Por tanto la socialdemocracia en Guatemala ha hecho historia, tiene mártires y nadie con mediana sensatez lo puede negar.
Hoy la realidad es distinta como se citó al inicio de este artículo. La radicalidad e intolerancia han desaparecido significativamente, hay más apertura y por tanto, mayores niveles de respeto ideológico. Pero no por ello los desafíos políticos y programáticos de los socialdemocratas dejan de ser inmensos. Y quizá el mayor sea convencer a los diversos sectores sociales guatemaltecos de la importancia y vigencia de la socialdemocracia en el país. Si bien antes el movimiento era acusado de "traicionar a la izquierda radical" y era a su vez, enemigo de las derechas autoritarias, hoy posee el camino abierto: la izquierda radical se redujo dramáticamente en el mundo y la derecha -interpretada ésta a través de la multiplicidad de sus variedades- demostraron su totaly estrepitoso fracaso en la conducción política de nuestros pueblos. Lejos de la retórica y los argumentos nebulosos lo que se impone es la realidad. Y en los casos de Latinoamérica, Centroamérica y Guatemala en particular, la sociedad vive ahora lapeor época de toda nuestra historia: pobreza generalizada, violencia implacable, corrupción política y desprestigio total de las instituciones públicas.
La socialdemocracia no ha gobernado en Guatemala y por tanto, tiene derecho a tener esa oportunidad. Ciertamente ese objetivo no podrá ser otorgado como dádiva del poder establecido, este derecho habrá de ganarse a traves de la explicación inteligente de su programa político y de sus principios ideológicos, habrá de conquistarse a traves de la insercion de lideres verdaderamente honestos y capacitados que le "arranquen" la confianza a un pueblo que por tanta descepción y mentira anterior, está ahora sumido entre la desesperación y la anomia. Tendrá que ganar voto a voto su derecho a gobernar. Pero puede y debe hacerlo.
Hay una oportunidad para Guatemala. Y está surgiendo ahora. Los líderes caídos, cobardemente asesinados por la derecha intolerante, son una guía, son un referente valioso para poder iniciar y hacer crecer el movimiento socialdemócrata en Guatemala. Dejaron un ejemplo de compromiso incuestionable y favorecieron con sus principios el ideario de lo que habrá de ser la Guatemala posible. Pero hay que salir al paso de las eternas y oficiosas casandras agoreras que no dejan de existir. Habrá que tener toda una estructura cientfica y política, teórica y práctica para destruir la objeción deliberada. Unos habrán de argumentar con sutileza que la socialdemocracia europea es una y que sus éxitos no pueden reproducirse en un país tercermundista. Habrán de acusarla de ir en contra de la historia (porque para estos, la historia es vertical: la existencia del mercado despiadado lo es todo y nada más), habrán de acusarla de populista, expresarán contra ella toda clase de epítetos. Otros, los otrora "izquierdistas radicales" que demostraronsu falta de compromiso ideológico y moral al vincularse con gobiernos corruptos e incapaces (FRG y GANA), no tardarán en acusarla de ser una "alternativa creada por la derecha internacional" dirigida a consumar la dominación económica y política en el globo.
Grandes entonces serán los desafíos para la socialdemocracia guatemalteca. Tendrá que lidiar con sus dos enemigos históricos que anunque agonizantes, aún no cesan la ejecución de peligrosos zarpasos. Y no menos grande es el desafío de heredar un país inclementemente castigado y sufrido, del cual emanan las más potenciadas demandas sociales.
Esta es la realidad a la cual habrán de enfrentarse los nuevos líderes del movimiento socialdemócrata guatemalteco. Pero la sabiduría, el compromiso, la experiencia, la fuerza y el coraje serán suficientes para cruzar esa selva descrita y llegar a concretar el objetivo: que el pueblo por fin encuentre su ruta y conquiste el desarrollo integral que históricamente le ha sido negado y que por derecho le pertenece.
Para sus criticos oficiosos, la socialdemocracia está en crisis y en vías de extinción. Creo todo lo contrario. Considero que ahora la socialdemocracia posee la mayor viabilidad para convertirse en unaalternativa política verdaderamente sólida y efectiva, capaz de proponer alternativas y consumar grandes logros en favor de los pueblos, en particular, de aquellos atormentados por la pobreza, la exclusión y el atraso generalizado.
Cuando surgió la socialdemocracia independiente del modelo socialista radical, como el establecido en la ex Unión Soviética o China Popular, esta corriente tenía que enfrentar dos grandes enemigos: por una parte ese socialismo totalitario que la acusaba de haber cedido frente a la derecha política al negarse a la lucha armada para conquistar el poder. Por otra parte, los sistemas autoritarios de derecha la consideraban como una "avanzada del socialismo marxista-leninista", no en pocas ocasiones sus promotores eran acusados de ser "lobos con piel de oveja".
En Guatemala esta realidad se vivió con toda crudeza. Es necesario recordar que hace tan solo tres décadas Centroamérica fue escenario de dramáticos enfrentamientos armados entre gobiernos autoritarios apuntalados por los aparatos militares, y movimientos insurgentes apoyados por gobiernos de países socialistas. Mientras los líderes radicales de la izquierda insurgente se manejaban clandestinamente o se preservaban en el exterior, líderes verdaderamente comprometidos de tendencia socialdemócrata, enfrentaron con el rostro descubierto e ideas claras y valientes esa compleja realidad, denunciando la injusticia y demanando cambios inmediatos. El sistema respondió violenta y trágicamente. Dos son los casos principales que revelan lo anterior: Manuel Colom Argueta y Alberto Fuentes Mohr. Como ellos, otros valientes dirigentes vinculados al denominado Frente Unido de la Revolución (FUR) y al Partido Socialista Democrático (PSD), también sufrieron las consecuencias del conflicto: exilio, secuestro, persecución e incluso, la muerte. Por tanto la socialdemocracia en Guatemala ha hecho historia, tiene mártires y nadie con mediana sensatez lo puede negar.
Hoy la realidad es distinta como se citó al inicio de este artículo. La radicalidad e intolerancia han desaparecido significativamente, hay más apertura y por tanto, mayores niveles de respeto ideológico. Pero no por ello los desafíos políticos y programáticos de los socialdemocratas dejan de ser inmensos. Y quizá el mayor sea convencer a los diversos sectores sociales guatemaltecos de la importancia y vigencia de la socialdemocracia en el país. Si bien antes el movimiento era acusado de "traicionar a la izquierda radical" y era a su vez, enemigo de las derechas autoritarias, hoy posee el camino abierto: la izquierda radical se redujo dramáticamente en el mundo y la derecha -interpretada ésta a través de la multiplicidad de sus variedades- demostraron su totaly estrepitoso fracaso en la conducción política de nuestros pueblos. Lejos de la retórica y los argumentos nebulosos lo que se impone es la realidad. Y en los casos de Latinoamérica, Centroamérica y Guatemala en particular, la sociedad vive ahora lapeor época de toda nuestra historia: pobreza generalizada, violencia implacable, corrupción política y desprestigio total de las instituciones públicas.
La socialdemocracia no ha gobernado en Guatemala y por tanto, tiene derecho a tener esa oportunidad. Ciertamente ese objetivo no podrá ser otorgado como dádiva del poder establecido, este derecho habrá de ganarse a traves de la explicación inteligente de su programa político y de sus principios ideológicos, habrá de conquistarse a traves de la insercion de lideres verdaderamente honestos y capacitados que le "arranquen" la confianza a un pueblo que por tanta descepción y mentira anterior, está ahora sumido entre la desesperación y la anomia. Tendrá que ganar voto a voto su derecho a gobernar. Pero puede y debe hacerlo.
Hay una oportunidad para Guatemala. Y está surgiendo ahora. Los líderes caídos, cobardemente asesinados por la derecha intolerante, son una guía, son un referente valioso para poder iniciar y hacer crecer el movimiento socialdemócrata en Guatemala. Dejaron un ejemplo de compromiso incuestionable y favorecieron con sus principios el ideario de lo que habrá de ser la Guatemala posible. Pero hay que salir al paso de las eternas y oficiosas casandras agoreras que no dejan de existir. Habrá que tener toda una estructura cientfica y política, teórica y práctica para destruir la objeción deliberada. Unos habrán de argumentar con sutileza que la socialdemocracia europea es una y que sus éxitos no pueden reproducirse en un país tercermundista. Habrán de acusarla de ir en contra de la historia (porque para estos, la historia es vertical: la existencia del mercado despiadado lo es todo y nada más), habrán de acusarla de populista, expresarán contra ella toda clase de epítetos. Otros, los otrora "izquierdistas radicales" que demostraronsu falta de compromiso ideológico y moral al vincularse con gobiernos corruptos e incapaces (FRG y GANA), no tardarán en acusarla de ser una "alternativa creada por la derecha internacional" dirigida a consumar la dominación económica y política en el globo.
Grandes entonces serán los desafíos para la socialdemocracia guatemalteca. Tendrá que lidiar con sus dos enemigos históricos que anunque agonizantes, aún no cesan la ejecución de peligrosos zarpasos. Y no menos grande es el desafío de heredar un país inclementemente castigado y sufrido, del cual emanan las más potenciadas demandas sociales.
Esta es la realidad a la cual habrán de enfrentarse los nuevos líderes del movimiento socialdemócrata guatemalteco. Pero la sabiduría, el compromiso, la experiencia, la fuerza y el coraje serán suficientes para cruzar esa selva descrita y llegar a concretar el objetivo: que el pueblo por fin encuentre su ruta y conquiste el desarrollo integral que históricamente le ha sido negado y que por derecho le pertenece.
9 Comentarios:
Yo creo plenamente en la socialdemocracia, y eso con que vivo en Alemania, dónde en ese momento este movimiento político está pasando por una crisis nunca sufrida antes. Anoche el canciller Schroeder anunció la anticipación de las elecciones.
Es cierto, los problemas que hay que afrontar son muchos y son enormes. Muchos políticos cuando por fin llegan al poder se transforman. De repente parece que pierdan sus ideales anteriores y se dejen absorber por el mecanismo del poder, el poder como concepto general.
Yo espero con toda mi fuerza que en Guatemala haya personas valientes y fuertes para resistir a ese mecanismo y mejorar las condiciones sociales de ese país tan rico desde muchos puntos de vista! Desde luego, para poner fin a la pobertad se tienen que involucrar todos los sectores de la sociedad. La economía es uno de los más importantes, pero nunca hay que olvidar que la economía sólo debe ser medio y nunca fin.
Todas aquellas personas que quieran lanzarse al desafío de realizar una socialdemocracia en Guatemala, actuando de manera consecuente, pueden contar con mi apoyo ideológico!
Barbara Seppi
italiana, residente en Múnich (Alemania)
trabajando sobre su tesis de lingüística "el idioma maya guatemalteco Ixil: aspectos socioculturales y sociolingüísticos"
trabajando también como periodista de música
Por Anónimo, 23 mayo, 2005
Felicitaciones por las ideas que con Manuel Colón, Fito Mijangos y demás
miembros apoyamos con la URD a cuya ideología contribuí al estructurar
nuestra plataforma ideologica, a la orden y cuenten conmigo para su crecimiento.
Cordialmente,
Jaime Barrios Peña
Por Anónimo, 24 mayo, 2005
A mí me parece sumamente interesante, sin embargo, hay miles de años luz entre el proyecto socialdemocráta de Colón y Mijangos, y la actual propuesta. Es más, no se olvide, que despues de las ultimas elecciones, también URNG hizo muecas de hacerse a la socialdemocracia, dándose así un colorón de oportunista. Habría que examinar, si lo que hay detras de izar la bandera de la socialdemocracia surge como producto de una autodeterminación crítica y propia, o si se trata de una estrategia más, para ganar cancha y notoriedad política, ahora que hasta la oligarquía terrateniente, todo anacafe, la marro, agexpront y hasta reconocidos miembros del cacif se hacen los "democráticos".
Comprendo el entusiasmo, pero un afán por no contarse cuentos, obligaría a ver de cerca estos mínimos detalles.
mario palomo
Por Anónimo, 24 mayo, 2005
Algunos comentarios acerca del súbito entusiasmo socialdemócrata; me he permitido extenderme sobre el comentario anterior.
El autor podría tener razón en algunos de sus puntos, sino se dejara llevar de manera abrumadora por medias mentiras y medias verdades. Paso a explicarme: Si bien no soy un crítico oficioso de la socialdemocracia, sí apuesto a la crítica de izquierda, desde una perspectiva de izquierda, es decir, desde la autocrítica. Considero que la corrosividad en la crítica permite sacudirse aquellas cosas que no permiten que avance el pensamiento, a la vez que permite airear temas “tabu” para que, más temprano que tarde, dejen de serlo.
Desde quien defiende los postulados de la democracia burguesa, y la representatividad pluralista del guetto político que es el ejercicio del poder en la actualidad, no sólo aquí, sino en Europa y EEUU; es claro: para darle continuidad al asunto, que gobierne la socialdemocracia, por qué no. Es más, me atrevería a decir, que incluso para Texas y el resto del sur de EEUU, el proyecto no estaría mal, quién quita, talvez hasta las “Dixie Chics”, podrían jugar un papel que ahonde los sentimientos de la justicia social, del patriotismo bueno, y un alivio esperanzador para el proletariado rural del trailer sureño. No importa, es igual, el proyecto en el mundo entero siempre se basa en las buenas intenciones de la socialdemocracia, que por una u otra razón, siempre se ven truncadas por las artimañas de comunistas radicales, o por la intransigencia de la derecha troglodita.
Discurso viejo, bien intencionado, pero viejo. ¿Socialdemocracia en Guatemala, o Izquierda simpática a la oligarquía?
Esta pregunta no nace de una mala intención, en serio, más bien responde a interrogantes surgidas después de ver el modo en que las distintas facciones de la izquierda subsisten en la actualidad, y que conste, es un clima generalizado. ¿Libre Encuentro, o Encuentro por Guatemala?, se sabe que es vox populi la inyección monetaria auspiciada por Dionisio Gutiérrez en el caduco proyecto político donde Nineth Montenegro gano fama y ventaja en los lobby´s de la oligarquía chapina. Si estoy errando –lo cuál dudo- pido perdón y que la historia se encargue de confirmarlo.
Ya en un artículo publicado en albedrío subrayaba yo estas actitudes, no sólo en la izquierda ninethista, sino al interior de la izquierda institucionalizada, oenegera, y caduca de la URNG.
Pasando a otras cuestiones ligadas al artículo, me parece muy vago, afirmar que la socialdemocracia “derramó la sangre de sus valientes dirigentes mientras los comandantes de la guerrilla se encontraban a salvo en el extranjero” –no con esas palabras, pero sí con ese significado-. Ese siempre ha sido un argumento de derechas, incluso de verdugos mientras torturaban y exigían informaciones. Siendo justos me parece que las muertes de Colom Argueta y de Fuentes Mohr, -quienes su ejemplo me merece mucho respeto- se inscriben en un contexto en donde divisar al enemigo era mucho más sencillo que en la actualidad. Sin embargo ellos escogieron maduramente su cancha en la lucha, otros lo hicieron –de manera más acertada- en la montaña. La muerte de ambos, Mohr y Colom, en todo caso terminó por confirmar lo que a todas luces era inexorable: la lucha no podía llevarse a cabo en un escenario de participación política. Estábamos en medio de una contrarrevolución, y la oligarquía aún tosca, era una con el ejército. Que no confunda el hecho de que ahora la oligarquía se haya “afrancesado” en sus modales; no se olvide que sigue siendo oligarquía.
El resultado final, de 36 años de lucha, mas nueve de decepciones, es sin duda alguna la circunstancia actual: El paradigma neoliberal basado en la radicalización de la dependencia y el subdesarrollo. El juego político actual es un “engatuzababosos”, en donde las derechas opusdeístas se hacen las liberales, las izquierdas se enamoran de las derechas, la socialdemocracia se hace la “buena” alternativa, y los muertos aún continúan sin estar a salvo del enemigo que parece no acabar de vencer.
Y último, el hecho de que la socialdemocracia no haya gobernado en el país, no implica que necesariamente tenga derecho. Esos “dulces paladines” se ganaran el respeto de la gente cuando pasen del vinito en el lobby empresarial, y sus diez minutos de “Cuestión de Minutos”, y encaren con el rostro descubierto no sólo al proletariado del terror, sino a su gran beneficiario: la oligarquía tierna, jugosa y crujiente, y sus sutilezas extra light.
Esto dá para más, pero espero que las ideas sigan peloteando…
Mario P.
Por Anónimo, 24 mayo, 2005
Como bien lo sugiere el Sr. Villacorta, las condiciones para el desarrollo de la Democracia Social en Guatemala finalmente están dadas. Sea por el fracaso de los experimentos anteriores o por las mismas leyes de la física, la única dirección en la que se pueden y se deben mover las cosas ahora es hacia la izquierda.
Aunque a primera vista pareciera que el desmantelar los dogmas marroquinianos debería ser un juego de niños para cualquier persona de mediano intelecto, hay que tener presente que los neoliberales ejercen una influencia desproporcionada en los medios de comunicación más influyentes. De ahí que si la izquierda quiere capitalizar la oportunidad que se le presenta, será necesario que aprenda a pelear la batalla por la opinión pública. Y es que independientemente de que sea cierto o no, la mayoría de guatemaltecos tiene enraizada en la cabeza la noción de que la izquierda es inherentemente mala. Nuestra gente no sólamente desconoce aún la historia reciente de Guatemala, sino que ha sido deliberadamente desinformada. De ahí que si la izquierda quiere tomar el lugar que le corresponde, deberá no sólamente destruír los mitos que los medios han construído, sino hacer pública la verdadera historia y entablarse sin complejos en la lucha más importante de todas: la de la opinión pública.
Por Anónimo, 25 mayo, 2005
¿Crítica emocional? o ¿Entusiasmo acrítico?
Lo pretencioso detrás de la profilaxis anti-crítica
¿Crítica emocional? No creo. En el medio chapín –hasta cuando se internacionaliza-, la intolerancia hacia la crítica continúa siendo un lastre difícil de sacudirse de encima. Es una característica común, heredada del autoritarismo resguardarse en el anti-intelectualismo usando como coartada –cuando la incapacidad de instrumentar respuestas rigurosas obliga a salvarse- descalificar al otro con adjetivos o calificativos.
Comprendo en gran medida el entusiasmo del autor, más no su fe ciega, su acriticidad. Quizá esa esperanza del autor tenga que ver con su lejanía, y también –por qué no- con su visión del mundo, sus aspiraciones de clase y su adhesión al sistema. Eso no tiene nada de condenable. Al contrario, es una posición histórica muy común de quienes creen que al capitalismo solo le falta un poco de “humanidad” para resolverse y ser aceptable. Digamos que, aceptando lo anterior, tendría razón Norberto Bobbio –autor socialdemócrata- cuando decía que las izquierdas y las derechas son intercambiables, y, sí a eso se refería ud. con aquello de “alternativa viable”, pues no me quedara más que decirle, que no lo comparto. El socialismo o viene de abajo, o no viene.
Llama poderosamente la atención, el tono y la cantidad de testosterona utilizada para descalificarme a mí, -que no me siento merecedor de tanta virilidad ajena- y me pregunto si así será de recio para encarar y combatir al verdadero enemigo. Ahora bien, si la cosa es sólo conmigo, permítame confesarle que me ha logrado ruborizar…
Regresando al tema, parece ser que la crítica es “emocional”, “superflua” o de “escasa o nula consistencia intelectual” cuando no es comparsa. Pero vamos, ¿en serio había que quebrarse mucho la cabeza para criticar un proyecto que a todas luces es producto de viejos coqueteos entre empresarios y el ala políticamente correcta de la ANN? Porfavor…
Si yo puedo darme la libertad de criticar al conato de socialdemocracia guatemalteca es porque su “práctica” me lo permite, me lo hace demasiado fácil. Sin embargo, lejos de lo que piensan algunos, yo no sólo considero que la crítica sea un inocente libre ejercicio del criterio, sino un conocimiento que surge a partir de la transformación. El sesgo que responsablemente asumo me obliga a ser claro, a no contarme cuentos.
”Expresiones, difusas e incoherentes” dice, tiene razón. Y para muestra un botón: “vigente en miles de miles de guatemaltecos y guatemaltecas” (¿dónde?), “por derecho (?) tienen la posibilidad”, “La socialdemocracia no ha gobernado en Guatemala y por tanto, tiene derecho” y “la ruta correcta” (otra vez las recetas). Tiene ud. mucha razón con eso de lo difuso e incoherente de las ideas, cómo no me di cuenta yo antes.
El pensamiento partidista, es siempre sectario. Es muy difícil que sobrepase ese nivel, sin embargo, cuando lo logra, tiende a ser pleno y capaz de no desbocarse en actitudes complacientes. No por nada los fascismos se nutrieron fanáticos, católicos y partidistas, dueños todos de su verdad.
Siento mucho que mi crítica no haya llegado a buen puerto y que sólo haya logrado irritar al autor en lugar de generar una interlocución inteligente. Trataré en un futuro de ser complaciente –aunque no prometo nada- y ser crítico de filo audaz, ya que con tantas posturas a precio de costo es difícil discernir entre términos intercambiables, izquierdas derechosas, escritores de doble filo, y las intenciones detrás de tanta hombría en las letras…
Mario Palomo
Por Anónimo, 26 mayo, 2005
¿Por qué esa práctica de eludir la crítica recurriendo a falacias sentimentalistas? El autor del artículo denuncia un "sentimentalismo" que a la postre comete. Me parece una inmadurez. Soy partidario de que la crítica ayuda a la comprensión y riqueza de los debates. Pero atrincherarse contra el muro de las falacias me parece una necedad. No estoy a favor de ninguno, sólo quiero externar mi opinión de lo que veo.
Saludos desde el Ixcán.
Hermelindo Gómez Maldonado
Por Anónimo, 19 septiembre, 2007
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Por Anónimo, 08 mayo, 2013
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Por Anónimo, 31 mayo, 2013
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