Porqué criticar el desprestigio del Estado
Por Mario Palomo
Desprestigiar al Estado como ente rector de las relaciones sociales se ha convertido, junto con el desprecio a la totalidad de lo político, en el caballito de batalla de las oligarquías aglutinadas en las cámaras de comercio e industria, en las universidades privadas y en los lobbys de la embajada gringa y de la cooperación internacional, así como de sus recaderos neoliberales de clase media, -de quienes sospecho, en el fondo ansían escalar socialmente administrándole la cosa pública a sus empleadores con el mismo arrojo autoritario con el que lo han hecho otros asalariados de las oligarquías, desde el mico, pasando por Lucas hasta el conejo (sin olvidar el animalero militar intermedio que ha servido de clase dirigente ahí donde la oligarquía sólo ha sabido ser clase dominante).
El cinismo en ello reside en que, son los mismos grupos de poder que han exprimido históricamente al Estado, y que se han encargado de moldear lo político a tono con sus intereses en materia de hegemonía económica, -convirtiendo los derechos de la ciudadanía en favores del poder (como el sutil proceso de privatización de la educación pública, por ejemplo)- quienes hoy más alto gritan en contra del mismo, declarándolo simple y sencillamente, inservible.
Ellos, que han creado al enfermo, ahora nos quieren vender le hospital: las oligarquías cafetaleras, azucareras, algodoneras, industriales y financieras, quienes se garantizaron con la represión y la violencia estatal la continuidad de su dominio sobre la sociedad –y quienes son los verdaderos campeones locales de la guerra sucia-, ahora desean entrar a escena glorificando los milagros del dinero libre; sacrificando en los altares del mercado, vía la privatización, todos los productos democráticos y de soberanía nacional sostenidos o ganados a pulso, muchas veces contra la dictadura abierta, por las luchas sociales, esto es, las comunicaciones, la energía, los recursos naturales -que se venden “por falta de recursos”-, la educación, los hospitales, la seguridad social, etc.
¿Por qué no privatizar también al Ejército, puesto que ha sido y es, en potencia, el sector que con mayor eficiencia ha servido al interés oligárquico (masacrando aldeas, matando niños y violando mujeres, so excusa de “enemigos internos”), es decir, porqué seguir manteniendo con los impuestos de la ciudadanía, el garrote del que se vale el poder para despejar las vacilaciones y las dudas de aquellos inconformes con el sistema?
La respuesta es sencilla: porque la impunidad de los verdaderos beneficiarios del terror exige que lo que pueda quedar de mediaciones democráticas de éste vilipendiado Estado despejen el paso al Estado Juez y Gendarme. Juez vulnerable al soborno y la amenaza, y Gendarme como implacable azote de la pobrería que hace al país.
De otra cuenta, parte del desprestigio del Estado va de la mano con el proceso que ha inducido el neoliberalismo de endosarle sus responsabilidades (las del Estado) a la ciudadanía, poniendo al público al servicio de lo que debería ser el servicio público, creando con ello el vacío por donde es más factible sustituir el poder de decisión del Estado al avorazamiento de la iniciativa privada, o en su lugar, del oenegismo, cuyos criterios son los de la cooperación internacional, que son otra forma de injerencia extranjera en los asuntos internos.
Por todo ello, valdría la pena sacudirse de encima la despolitización pendeja que el neoliberalismo y sus formas conspicuas sirven a la muchachada como “alternativas realistas al desencanto”, todas ellas ligadas a consumos segmentados, es decir, al mercado -lo cual nos devuelve indefectiblemente a la circularidad del poder-, e ir cuestionando en todo momento el discurso dominante, pensando y actuando crítica y radicalmente, entendiendo por “radicalidad” ir a la raíz de las cosas para comprenderlas y transformarlas mejor.
www.albedrio.org
Desprestigiar al Estado como ente rector de las relaciones sociales se ha convertido, junto con el desprecio a la totalidad de lo político, en el caballito de batalla de las oligarquías aglutinadas en las cámaras de comercio e industria, en las universidades privadas y en los lobbys de la embajada gringa y de la cooperación internacional, así como de sus recaderos neoliberales de clase media, -de quienes sospecho, en el fondo ansían escalar socialmente administrándole la cosa pública a sus empleadores con el mismo arrojo autoritario con el que lo han hecho otros asalariados de las oligarquías, desde el mico, pasando por Lucas hasta el conejo (sin olvidar el animalero militar intermedio que ha servido de clase dirigente ahí donde la oligarquía sólo ha sabido ser clase dominante).
El cinismo en ello reside en que, son los mismos grupos de poder que han exprimido históricamente al Estado, y que se han encargado de moldear lo político a tono con sus intereses en materia de hegemonía económica, -convirtiendo los derechos de la ciudadanía en favores del poder (como el sutil proceso de privatización de la educación pública, por ejemplo)- quienes hoy más alto gritan en contra del mismo, declarándolo simple y sencillamente, inservible.
Ellos, que han creado al enfermo, ahora nos quieren vender le hospital: las oligarquías cafetaleras, azucareras, algodoneras, industriales y financieras, quienes se garantizaron con la represión y la violencia estatal la continuidad de su dominio sobre la sociedad –y quienes son los verdaderos campeones locales de la guerra sucia-, ahora desean entrar a escena glorificando los milagros del dinero libre; sacrificando en los altares del mercado, vía la privatización, todos los productos democráticos y de soberanía nacional sostenidos o ganados a pulso, muchas veces contra la dictadura abierta, por las luchas sociales, esto es, las comunicaciones, la energía, los recursos naturales -que se venden “por falta de recursos”-, la educación, los hospitales, la seguridad social, etc.
¿Por qué no privatizar también al Ejército, puesto que ha sido y es, en potencia, el sector que con mayor eficiencia ha servido al interés oligárquico (masacrando aldeas, matando niños y violando mujeres, so excusa de “enemigos internos”), es decir, porqué seguir manteniendo con los impuestos de la ciudadanía, el garrote del que se vale el poder para despejar las vacilaciones y las dudas de aquellos inconformes con el sistema?
La respuesta es sencilla: porque la impunidad de los verdaderos beneficiarios del terror exige que lo que pueda quedar de mediaciones democráticas de éste vilipendiado Estado despejen el paso al Estado Juez y Gendarme. Juez vulnerable al soborno y la amenaza, y Gendarme como implacable azote de la pobrería que hace al país.
De otra cuenta, parte del desprestigio del Estado va de la mano con el proceso que ha inducido el neoliberalismo de endosarle sus responsabilidades (las del Estado) a la ciudadanía, poniendo al público al servicio de lo que debería ser el servicio público, creando con ello el vacío por donde es más factible sustituir el poder de decisión del Estado al avorazamiento de la iniciativa privada, o en su lugar, del oenegismo, cuyos criterios son los de la cooperación internacional, que son otra forma de injerencia extranjera en los asuntos internos.
Por todo ello, valdría la pena sacudirse de encima la despolitización pendeja que el neoliberalismo y sus formas conspicuas sirven a la muchachada como “alternativas realistas al desencanto”, todas ellas ligadas a consumos segmentados, es decir, al mercado -lo cual nos devuelve indefectiblemente a la circularidad del poder-, e ir cuestionando en todo momento el discurso dominante, pensando y actuando crítica y radicalmente, entendiendo por “radicalidad” ir a la raíz de las cosas para comprenderlas y transformarlas mejor.
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5 Comentarios:
El problema es que no parece haber una alternativa real a este tránsito de Estado represivo-opresor-excluyente setentero a Estado gerencial-guachiman del siglo xxi. Ya bien lo decís vos, la posible oposición ideológica se encuentra atomizada en los chiqueritos oenegistas, ávidos todos de recibir su diario sustento; solo por mencionar al sector social que podría ser el más contestario a la propuesta oligárquica neoliberal. Ellos también estan envueltos en esta misma lógica, pues sus reclamos no cuestionan la conformación estructural del Estado, sino piden inclusión al mejor estilo del "sálvese quien pueda", dejando en bandeja de plata la consumación de lo nefasto.
Cada día estoy más convencido de la necesidad de buscar soluciones radicales, entendiendo esto como la toma de medidas extremas, aún de manera individual...
charakotel@yahoo.com
Por charakotel, 24 julio, 2006
Viendo el panomara mundial, nuestra Guate no ha estado tan desorientada en los tropiezos que medio mundo ah tenido y esta teniendo, ya muchas izquierdas se estan derechisando y eso no nos esta dejando muchas opciones, hay quienes todavia proponen enmiendas o cambios "positivos" a cosas como nuestra querida constitucion que lleva años comiendose nuestro sistema politico, cuando lo que se necesita es simplificar tanta palabreria sin un sentido real, que no ha hecho mas que mantener un estado basado en ley pero en ley no precisamente justa para todos. Me gustaria saber realmente cuantos compatriotas no estan cansados de ver lo mismo cada 4 años. Ya circula por ahi que el sistema actual es inservible, obsoleto, pero siguen buscando soluciones donde ya no se puede hacer nada, nuestros politicos tienen que pensar con madurez y sensatez. Las epocas de favoritismos y poder sin medida ya pasaron, nuestro pueblo ha madurado, y talvez no se den cuenta pero la tortilla se puede voltear en cualquier momento y creanme que ver el lado quemado no sera agradable porque eso han hecho por mucho tiempo, quemar ese espiritu de un pueblo noble y trabajador que si mira hacia atras vera que no todo a sido malo desde siempre, solo tenemos que plantear lo que es bueno y sano para el pais y empezar a quitar toda esa podredumbre ya que como diria alguien muy querido "ellos han tenido el poder real, pero ahora tienen el poder legal y eso es peligroso". Espero que el sentimiento de conciencia se siga diseminando, que tengan buen dia.
Por Anónimo, 25 julio, 2006
Fuera de contexto pero muy importante:
A todos los lectores de este interesante blog, hacemos la cordial invitación para sumarse a la protesta mundial en contra de las continuas masacres que el ejército israelí comete en el sur de Libano.
Solo tienen que acceder a:
http://www.petitiononline.com/ED130972/petition.html
y, tal como dicen las operadoras de telefonía móvil de Guatemala, dejar su nombre y un mensaje.
Gracias.
Por charakotel, 29 julio, 2006
Eso del estado gerencial-guachimán está buenísimo, define bien lo que tenemos ahora.
El muso Ayau y sus gerontes amigos, junto a sus recaderos o perritos de presa, deben estar muy alegres porque la seguridad está privatizada: te cobran los mareros para no asaltarte y no violar a tus mujeres.
Por Anónimo, 07 agosto, 2006
HAY QUE CONSTRUIR REDES ELECTRÓNICAS PARA ABRIR FOROS SOBRE ESTE ASUNTO. ME APUNTO.
Mario Roberto Morales
Por Anónimo, 10 agosto, 2006
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