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lunes, diciembre 11, 2006

Entre la realidad y la ficción: Salario mínimo y productividad

Por Jorge Mario Huertas de la Torre
Hasta el último día del mes de diciembre del 2006, tiene la oportunidad nuestro Presidente de la República de paliar el tan golpeado bolsillo de todas y todos los guatemaltecos. Esta es la fecha que tiene por ley el mandatario de aprobar un aumento al salario mínimo o dejarlo como esta.

Dos días después de la toma de posesión de Oscar Berger (16 de enero del 2004) el diario matutino Prensa Libre encabezaba su titular con la noticia “CC suspende el último aumento al salario mínimo. El salario mínimo por día bajará de Q38.60 a Q31.90 para los trabajadores del campo, y de 39.67 a Q34.20, para los de la ciudad, luego de que la Corte de Constitucionalidad (CC) resolviera por unanimidad suspender provisionalmente el acuerdo gubernativo 765-2003, emitido por el ex presidente Alfonso Portillo”. Dos días fueron necesarios para que el pueblo de Guatemala nos diéramos cuenta de cual era la postura en el tema del salario mínimo de este gobierno empresarial.

Cinco días había transcurrido después de aquel 14 de enero del 2004, en donde el mismo diario escrito publicaba (19 de enero del 2006) en su portada solo que esta vez no encabezando el titular sino en un espacio significativamente más pequeño, en el lugar donde publican las noticias de la vergüenza “Alzas, una tras otra. El 2004 inició con aumentos en los precios de alimentos, servicios básicos y combustibles que no tienen aún un origen claro, pero que generan malestar e incertidumbre. Aunque se mostraron sorprendidos por la vorágine de alzas en bienes que integran la canasta básica de los guatemaltecos, analistas y autoridades aseguraron que se trata de un fenómeno “temporal” que tendrá solución en el corto plazo. Sin embargo, para muchas personas es difícil lidiar con un aumento de más de Q50 en el costo de la canasta básica vital, que toma en cuenta, además de los alimentos, los servicios de salud, educación y vivienda.” Los seis grupos corporativos que llevaron a la presidencia a Oscar Berger y al partido GANA, no tardaron nada en cobrarse la factura; al final fuimos todos y todas los que financiamos la ostentosa campaña publicitaria de la campaña electoral.

El tema del salario es álgido, ya que es un tema con muchas interpretaciones y puntos de vista muy encontrados por intereses antagónicos entre los trabajadores y los empleadores. Los primeros abogan por aumentar el salario mínimo y garantizar de esta forma que todo trabajador podrá garantizare por lo menos sus necesidades más básicas como es la alimentación para él y su familia; por el contrario los empresarios abogan por el pago del salario del trabajador por productividad. Es decir que la postura de los representantes del empresariado en la Comisión Nacional del Salario es: se le pagara un salario base al trabajador, este estará sujeto a aumento siempre y cuando la productividad de la empresa aumente por la capacidad que tenga el trabajador de apoyar y dar su mejor esfuerzo para que ésta aumente.

En palabras más sencillas pero muy mal intencionadas el sitio web del Ministerio de Trabajo lo explica de esta forma: “Por ejemplo, si una empresa aumentara en 5 por ciento su inversión en maquinaria o capacitación para sus empleados, y como consecuencia la producción se incrementa en 15 por ciento, la productividad creció 10 por ciento.

Ese 10 por ciento es lo que podrían aumentar los salarios de los trabajadores como máximo, gracias a la mejora de la tecnología, de las cualificaciones del trabajador o de la intensificación del capital. ” Veamos el fondo de esto, analicemos el tema de la productividad

El Informe sobre Empleo 2004-2005, la OIT define la productividad como la eficacia con la cual se utilizan trabajo, recursos, insumos y demás factores que normalmente intervienen en la producción, incluyendo la calidad de la gestión y del producto, el progreso técnico, la paz social, las políticas oficiales, etc. Para lograr el aumento de la productividad, conforme a la OIT, serían necesarios los avances tecnológicos, la calidad del capital humano disponible, la competitividad de los mercados, los recursos destinados a la investigación y el desarrollo y la inversión en general, la solidez y la estabilidad de la demanda agregada y, por ende, del marco macroeconómico y las lógicas influencias de la oferta y de la demanda.

Otra definición: Productividad puede definirse como la relación entre la cantidad de bienes y servicios producidos y la cantidad de recursos utilizados. En la fabricación la productividad sirve para evaluar el rendimiento de los talleres, las máquinas, los equipos de trabajo y los empleados.

Ahora preguntémonos ¿Cómo se mide la productividad? Para poder medir la productividad hay que tomar en cuenta varios factores tanto internos como externos en el proceso productivo, los factores externos son: Disponibilidad de materiales o materias primas, mano de obra calificada, políticas estatales relativas a tributación y aranceles, infraestructura existente, disponibilidad de capital e intereses y medidas de ajuste aplicadas. Los factores internos son: Terrenos y edificios, materiales, energía, máquinas, equipo y recurso humano.

Si analizamos estas dos definiciones y las variables que hay que tomar en cuenta para poder medir la productividad, ya nos damos cuenta que la explicación del Ministerio de Trabajo ya no resulta tan sencilla como la simple suma, resta y división que proponen para vendernos la píldora sobre los “grandes beneficios” de pagar salarios por productividad.

En primera nos damos cuenta que para poder aumentar la productividad no solo es de darle al trabajador mejores condiciones tecnológicas, hay un montón de factores que escapan de las manos del trabajador; por ejemplo parafraseando a la OIT la paz social, las políticas oficiales, la calidad de la gestión, etc. O sea que el trabajador puede aumentar sus horarios de trabajo, trabajar el doble, esforzarse al máximo, pero si no se cumplen los factores externos e internos en el proceso productivo, él seguirá ganando lo mismo solo que produciendo más. ¿Quién será el único beneficiario de este aumento de producción, pero no de productividad? Aquí esta la trampa ponzoñosa de este gobierno y del sector empresarial.

Por que no se toca el tema del porcentaje que ganan en utilidades los socios o empresarios al finalizar el proceso productivo, no aceptan aumentarle el salario mínimo a los trabajadores argumentando “Roberto Ardón director ejecutivo del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (Cacif) sugirió que la fijación del salario debe adaptarse a la realidad económica nacional y mundial, pero eso no lo permite la legislación vigente, que si bien tuvo algunas actualizaciones en 2001, “aún no permite flexibilidad”. “Nuestra propuesta es adoptar el aumento por productividad, ya que los aumentos por decreto, por encima de la inflación y de la productividad, generan presiones inflacionarias que luego conducen a la caída de los salarios reales y del empleo”, claro es muy fácil escudarse en la inflación existente cuando todos y todas sabemos que la inflación que tenemos en Guatemala es producto de la especulación derivaba del poder político que ellos ostentan en el gobierno del Presidente Oscar Berger, para muestra un botón, regresemos a la noticia que cite al inicio de este ensayo el 19 de enero del 2006.

El otro argumento: si se aumenta el salario por decreto las empresas pierden competitividad y eso obliga a reducir las plazas de empleo creando de esta forma la informalidad y el desempleo en el país. Planteado así este es un escenario tenebroso.

Pero lo que nunca dicen es que ganan en utilidades y renta el 100% o en algunas ocasiones el 200% sobre la inversión (el cual tenemos que recordar surge del sudor y esfuerzo de los mal pagados trabajadores) eso no lo dicen porque esa cantidad de dinero no se toca.

Para pagar mejores sueldos e incentivar al mercado interno, lo cual disminuiría significativamente la informalidad, y la calidad de vida de todos los guatemaltecos, ellos tienen que dejar de apropiarse de porcentajes tan abusivos para el hambre del pueblo. No estoy diciendo con eso que se elimine la utilidad o la renta y sea repartida (la lógica de nuestro sistema no lo permite) sino que, los empresarios tienen la obligación social de moderar sus ganancias para poder beneficiar a sus trabajadores. En pocas palabras si se aumenta el salario mínimo a manera de equipararlo por lo menos a la canasta básica alimenticia, los poderosos de este país se rasgan las vestiduras porque eso significa que ya no podrán ganar esos ostentosos porcentajes; optan por lanzar al desempleo, a la informalidad y a los Estados Unidos a un montón de guatemaltecos y guatemaltecas que lo único que querían era trabajar honradamente y que eso les garantizara por lo menos el sustento diario.

Claro, eso no lo entienden los poderosos de este país, ya que, la avaricia por la acumulación no les permite ver la responsabilidad social que tienen por ser los dueños monopólicos de la mayoría y más rentables negocios del proceso productivo del país.

En fin, la canasta básica alimentaría para junio del 2005 aumento 97.29 quetzales quedando en Q. 1, 617.38 . Ahh!! Pero nuestro conciente y estadista presidente se dio el lujo de anunciar el 1 de diciembre del 2005, que incrementaría el 10% el salario mínimo de los trabajadores, en números reales eso significaría que el salario aumentaría a 1,309.10 en comparación al precio de la canasta básica alimenticia habría un déficit en contra del trabajador de Q. 308.28 y no digamos en comparación a la canasta básica ya incluyendo vestuario, transporte, salud, educación etc. Esto me suena más a burla que a tener serias intenciones de mejorar la situación económica de los que con su voto lo hicieron llegar al poder.

www.albedrio.org

3 Comentarios:

  • Toda la razón sobre este gobierno y no puede ser de otra manera. A esta clase social no le interesa en lo más mínimo ni la gente ni el país.

    Sin embargo, el tema del salario mínimo es una deficiencia y piedra en el zapato de todo gobierno (que se respete de reaccionario).

    Creo que los temas laborales deben ser un rubro más qué debe estar mas en discusión, es que ha salido cual si no fuera uno de los elementales del quehacer revolucionario.

    Sandra Díaz

    Por Anonymous Anónimo, 19 diciembre, 2006  

  • La burguesía en Guatemala es de una estupidez inverosímil. Ni siquiera se da cuenta de que su propio fortalecimiento y existencia dependen de que permitan que el resto de la población mejore sus condiciones económicas y sociales. El campesinado, al carecer de tierras, no tiene más remedio que vender o casi regalar su fuerza de trabajo, y de esto proviene la dependencia del resto de trabajadores nacionales de este sistema injusto y explotador.
    César Antonio Estrada.

    Por Anonymous Anónimo, 21 diciembre, 2006  

  • Este tema hay que seguirlo tratando, no lo dejen afuera.

    Mientras tanto podriamos discutir paralelamente el salario por productividad para los politicos, que les parece?

    Maria Romelia Hernández

    Por Anonymous Anónimo, 23 diciembre, 2006  

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