Petróleo y minería en las entrañas del poder
Por la redacción de Inforpress
• Negocios han fomentado redes de empresarios, militares y funcionarios nacionales e internacionales
• Sectores caracterizados por el tráfico de influencias, impunidad fiscal e irresponsabilidad ambiental
• Promoción estatal de las inversiones, sin tomar en cuenta opinión de comunidades, producirá inestabilidad
Este mes de noviembre Inforpress publicó una investigación exhaustiva sobre dos sectores económicos de suma importancia en Guatemala: el petróleo y la minería metálica. El libro, «Guatemala: petróleo y minería en las entrañas del poder», escrito por el investigador Luis Solano, presenta una descripción histórica y análisis de los «consorcios y personajes del mundo empresarial con inversiones en petróleo y minería». La importancia del estudio en parte reside en el hecho de que hasta la fecha, poca investigación se ha generado sobre el tema, debido precisamente a la manipulación de la información pública y del derecho. Solano, basándose en un número considerable de fuentes documentales y entrevistas, presenta una visión histórica de la evolución de estos sectores económicos, y su impacto sobre el Estado, especialmente en cuanto a cómo los negocios mineros y petroleros han ido de la mano de oscuras campañas que alimentaron las acciones estatales de contrainsurgencia. En este artículo, Inforpress presenta un breve resumen del libro. En el artículo en las páginas centrales, se presenta un resumen de los aspectos del libro relacionados específicamente al tema minero.
LO ESTRATÉGICO DEL PETRÓLEO
La historia del petróleo y la minería en Guatemala es parte importante de las complejas telarañas que envolvían la economía y la política guatemalteca y que estaban entrelazadas con poderes foráneos. Gran parte de la información contenida en esta investigación periodística, ha sido de conocimiento público. Sin embargo, hay muy poco acceso a la misma y se encuentra dispersa. El libro pretende ser un aporte de sistematización, que articula mucho de lo aparecido como noticias descontextualizadas y ofrece una lógica histórica de la economía política. Busca contar una historia muy poco conocida o que se ha perdido por razones generacionales.
Estas actividades van más allá de simples operaciones empresariales de carácter extractivo. Trascienden al plano político, escenario éste donde el petróleo y minería adoptan su real protagonismo como mercancías que reúnen poderosos intereses locales y extranjeros dispuestos hacer uso del poder que les otorga la propiedad sobre esos recursos.
Petróleo y minería son más bien redes políticas que han definido los rumbos del Estado y de la economía. Esa idea central del libro se refleja en una estructura con referentes históricos para explicar los nexos de las élites de poder locales con las redes de poder económicas y políticas estadounidenses y con diversos personajes de la arena política internacional.
PETRÓLEO Y MILITARES
El petróleo y la minería en Guatemala han estado tan estrechamente vinculados a los intereses militares, que implicó una influencia profunda en las debilidades del Estado para funcionar como Estado de Derecho, al extremo que la conformación misma del Estado ha sido influenciada por el capital petrolero y minero.
La investigación muestra los patrones recurrentes en la conformación de redes de asociación entre empresarios, militares y funcionarios públicos guatemaltecos, funcionarios y asesores del gobierno de Estados Unidos y accionistas de transnacionales, con el fin no sólo de tener control sobre las políticas y legislación pública, sino sobre territorios, de tal suerte que la geopolítica mundial del modelo energético llega aterrizar en la evolución de Guatemala como comunidad política nacional.
En base a extensas citas y referencias bibliográficas, se comprueba nombres y decisiones, y precisa tráficos oscuros adentro de las políticas públicas extractivas. El petróleo y la minería se muestran como un problema de economía política, no como meras estadísticas bursátiles. En este sentido, el flujo de poder se puede delinear perfectamente: el Estado es utilizado para hacer síntesis de los negocios corporativos en la industria extractiva y, en esa gestión, se aniquila a sí mismo o, más exactamente, desarticula los fundamentos discursivos de los que emana el concepto de «bien común», propio del modelo político constituyente que inspira al Estado moderno.
Por efecto de la industria extractiva, siempre con el más alto porcentaje de capital transnacional, la evolución política del país no sólo ha pasado por constantes ciclos de inestabilidad y militarización local, sino también por una suerte de permanente captura de la soberanía del Estado.
UN ESTADO CAPTURADO
El tráfico de influencias para la aprobación de leyes ha sido la forma de impunidad más común de las transnacionales involucradas. No hay sistemas legales, no hay estructuras institucionales y tampoco políticas o cultura pública de protección frente a la extracción de petróleo y minerales. Las transnacionales extractivas y los distintos gobiernos concentran su negociación hacia la reducción de las obligaciones fiscales de las empresas involucradas y hacia la concesión virtualmente gratuita de los territorios.
La forma más invisible de impunidad deriva de la irresponsabilidad ambiental. Éste ha sido el caso en la explotación petrolera y sigue siendo un problema grave en en el proyecto Marlin, de Glamis Gold, iniciado en Sipacapa, San Marcos, donde se revela la carencia estructural para tomar en cuenta y superar los riesgos de contaminación y depredación que están en juego.
Al mismo tiempo que los empresarios mueven a su antojo las piezas del tablero político, también han logrado silenciar la investigación periodística sobre esta historia, dejando las poblaciones afectadas sin la información necesaria para enfrentar las inversiones que irrespetan derechos y obligaciones.
CONSPIRACIONES Y ANTICOMUNISMO
Las políticas implementadas por los gobiernos de los llamados «años de la primavera democrática», obligaron a las corporaciones petroleras estadounidenses a retirarse del país. Pero su profundo interés por el crudo les hará unirse a las conspiraciones que buscarán derrocar a aquellas administraciones nacionalistas.
El anticomunismo se convierte en una bandera invisible de los inversionistas petroleros. Sus poderes están presentes en la contrarrevolución de 1954, años desde el cual se dará el espaldarazo definitivo a las inversiones petroleras y mineras en Guatemala. Incluso, hubo participación del sector en la conspiración en el plano internacional, tal el caso de la invasión a Bahía de Cochinos para derrocar el régimen de Fidel Castro.
Entre los casos más notorios en cuanto a la influencia de las transnacionales y el involucramiento de funcionarios públicos, es el de EXMIBAL. Este proyecto de extracción de níquel resume con ejemplos lo que cuenta la historia general del libro: la influencia de las transnacionales para cambiar leyes y reformarlas a su favor; el involucramiento de funcionarios públicos en los negocios de las transnacionales, sea como socios o como piezas operativas de sus inversiones; personalidades de los bloques de poder local que participan como accionistas; abogados de las élites que se convierten en representantes legales de las compañías foráneas y el financiamiento externo donde prevalece la figura del Banco Mundial.
BASIC: UN CASO PARADIGMÁTICO
El estudio también analiza la trayectoria de la empresa Basic Petroleum. La historia de cómo esta petrolera, sin experiencia previa, llegó a convertirse en exitosa, sólo se entiende por los estrechos vínculos que promovió con élites empresariales de clara posición anticomunista. Esta petrolera es, de hecho, un caso paradigmático para comprender conspiraciones políticas, a tal grado que su comportamiento me condujo a plantear la hipótesis de que la producción nacional de crudo durante los años más cruentos de la guerra de guerrillas -entre 1977 y 1983-, coadyuvó no sólo a luchas económicas y pugnas ideológicas entre grupos de poder, sino al financiamiento de la estrategia contrainsurgente y a la represión impulsada por el aparato militar y paramilitar.
Durante el último cuarto siglo comienzan a formarse nuevos intereses detrás de cada proyecto inversionista, los capitales detrás de esas operaciones, las estrategias estadounidenses que subyacen para impulsar la industria petrolera, algunas operaciones secretas poco investigadas que involucran a la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos y los escándalos y movimientos financieros de varias petroleras.
Este escenario se expresa en tres situaciones concretas, a saber: una, el énfasis puesto por los gobiernos de corte empresarial neoliberal en la inversión foránea en materia petrolera y minera; dos, los entretelones políticos detrás de proyectos actuales de refinerías para procesar crudo nacional; y tres, las relaciones entre megaproyectos, petróleo e hidroeléctricas.
Más recientemente, estas tendencias se expresan en el espaldarazo que los últimos tres gobiernos han dado a la inversión minera en San Marcos y las dinámicas sociales y políticas que se han generado alrededor de los proyectos de extracción de oro y níquel. Se plantea que la bonanza de precios por la que atraviesan muchos de esos minerales es el principal aliciente para promover la inversión extranjera, lo que al final beneficia a élites estríctamente.
Las alambicadas redes tuvieron en los negocios petroleros uno de sus ejes para poner en funcionamiento los engranajes de una maquinaria alimentada por gobiernos, ejércitos, élites políticas y económicas, organizaciones ultraderechistas y religiosas conservadoras, e incluso, grupos de la mafia internacional.
Ha habido presencia permanente de élites locales, ya fuera como accionistas, representantes legales o «poderes detrás del trono», las cuales interactúan con élites foráneas y transnacionales. Los negocios mineros y petroleros han ido de la mano con las perspectivas ideológicas y políticas de los gobiernos de turno, que por lo general aliados con intereses estadounidenses, e incluso, bajo presiones de las administraciones norteamericanas, han respaldado legal, económica y políticamente a empresas y empresarios.
FUTUROS ESCENARIOS
En un recuento de lo positivo y negativo de las consecuencias ambientales y sociales de la exploración y explotación del crudo y los minerales, aparece una balanza que se inclina hacia lo negativo. La importancia secundaria que en el mundo de los negocios petroleros y mineros tiene el medio ambiente y los derechos comunitarios queda demostrada en las continuas protestas y muestras de rechazo por los pueblos y organizaciones que se oponen a tales operaciones en sus tierras. La violencia política que ha acompañado el desarrollo de los proyectos mineros y petroleros ha sido otra constante de este devenir.
El daño ambiental, la debilidad institucional y jurídica, la violencia, las divisiones sociales, la exclusión de las poblaciones en la entrega de licencias y contratos, son algunos de los fenómenos que seguirán vigentes. Casos como el proyecto Marlin, en San Marcos, el campo petrolero de Rubelsanto, Alta Verapaz, o las minas de níquel en Izabal serán los mayores ejemplos de estos efectos negativos de no acudir a la consulta popular y la auditoría social.
Cabe también destacar el amplio respaldo del que goza la actividad petrolera en Guatemala por parte del gobierno estadounidense.
Las compañías mineras, en su mayoría son canadienses con alto porcentaje de acciones estadounidenses, buscan abrir puertas con el propósito de aprovechar la bonanza internacional por la que atraviesan muchos de los minerales existentes en Guatemala.
Los últimos tres gobiernos guatemaltecos han otorgado alta preferencia a desgravar la economía en favor de la inversión extranjera petrolera y minera. Los códigos de hidrocarburos y minería benefician extensivamente a las compañías extranjeras y, dados los buenos precios internacionales existentes en el mercado, ambas situaciones se conjugan para crear un enorme incentivo para las compañías extranjeras y sus socios locales. De ahí las amplias campañas promocionales oficiales y las múltiples empresas interesadas en el país.
La conflictividad que esas inversiones generan permite ver que, en el corto y mediano plazo, la estabilidad política del país será débil y tendrá en las luchas locales otro escenario que exigirá negociar, en términos más justos, los derechos comunales y nacionales.
El libro, Guatemala: petróleo y minería en las entrañas del poder, publicado por Inforpress Centroamericana.
Fuente: lista de discusión guate_minimg/inforpressca - Edición : 1635 Publicado : 25/11/2005
• Negocios han fomentado redes de empresarios, militares y funcionarios nacionales e internacionales
• Sectores caracterizados por el tráfico de influencias, impunidad fiscal e irresponsabilidad ambiental
• Promoción estatal de las inversiones, sin tomar en cuenta opinión de comunidades, producirá inestabilidad
Este mes de noviembre Inforpress publicó una investigación exhaustiva sobre dos sectores económicos de suma importancia en Guatemala: el petróleo y la minería metálica. El libro, «Guatemala: petróleo y minería en las entrañas del poder», escrito por el investigador Luis Solano, presenta una descripción histórica y análisis de los «consorcios y personajes del mundo empresarial con inversiones en petróleo y minería». La importancia del estudio en parte reside en el hecho de que hasta la fecha, poca investigación se ha generado sobre el tema, debido precisamente a la manipulación de la información pública y del derecho. Solano, basándose en un número considerable de fuentes documentales y entrevistas, presenta una visión histórica de la evolución de estos sectores económicos, y su impacto sobre el Estado, especialmente en cuanto a cómo los negocios mineros y petroleros han ido de la mano de oscuras campañas que alimentaron las acciones estatales de contrainsurgencia. En este artículo, Inforpress presenta un breve resumen del libro. En el artículo en las páginas centrales, se presenta un resumen de los aspectos del libro relacionados específicamente al tema minero.
LO ESTRATÉGICO DEL PETRÓLEO
La historia del petróleo y la minería en Guatemala es parte importante de las complejas telarañas que envolvían la economía y la política guatemalteca y que estaban entrelazadas con poderes foráneos. Gran parte de la información contenida en esta investigación periodística, ha sido de conocimiento público. Sin embargo, hay muy poco acceso a la misma y se encuentra dispersa. El libro pretende ser un aporte de sistematización, que articula mucho de lo aparecido como noticias descontextualizadas y ofrece una lógica histórica de la economía política. Busca contar una historia muy poco conocida o que se ha perdido por razones generacionales.
Estas actividades van más allá de simples operaciones empresariales de carácter extractivo. Trascienden al plano político, escenario éste donde el petróleo y minería adoptan su real protagonismo como mercancías que reúnen poderosos intereses locales y extranjeros dispuestos hacer uso del poder que les otorga la propiedad sobre esos recursos.
Petróleo y minería son más bien redes políticas que han definido los rumbos del Estado y de la economía. Esa idea central del libro se refleja en una estructura con referentes históricos para explicar los nexos de las élites de poder locales con las redes de poder económicas y políticas estadounidenses y con diversos personajes de la arena política internacional.
PETRÓLEO Y MILITARES
El petróleo y la minería en Guatemala han estado tan estrechamente vinculados a los intereses militares, que implicó una influencia profunda en las debilidades del Estado para funcionar como Estado de Derecho, al extremo que la conformación misma del Estado ha sido influenciada por el capital petrolero y minero.
La investigación muestra los patrones recurrentes en la conformación de redes de asociación entre empresarios, militares y funcionarios públicos guatemaltecos, funcionarios y asesores del gobierno de Estados Unidos y accionistas de transnacionales, con el fin no sólo de tener control sobre las políticas y legislación pública, sino sobre territorios, de tal suerte que la geopolítica mundial del modelo energético llega aterrizar en la evolución de Guatemala como comunidad política nacional.
En base a extensas citas y referencias bibliográficas, se comprueba nombres y decisiones, y precisa tráficos oscuros adentro de las políticas públicas extractivas. El petróleo y la minería se muestran como un problema de economía política, no como meras estadísticas bursátiles. En este sentido, el flujo de poder se puede delinear perfectamente: el Estado es utilizado para hacer síntesis de los negocios corporativos en la industria extractiva y, en esa gestión, se aniquila a sí mismo o, más exactamente, desarticula los fundamentos discursivos de los que emana el concepto de «bien común», propio del modelo político constituyente que inspira al Estado moderno.
Por efecto de la industria extractiva, siempre con el más alto porcentaje de capital transnacional, la evolución política del país no sólo ha pasado por constantes ciclos de inestabilidad y militarización local, sino también por una suerte de permanente captura de la soberanía del Estado.
UN ESTADO CAPTURADO
El tráfico de influencias para la aprobación de leyes ha sido la forma de impunidad más común de las transnacionales involucradas. No hay sistemas legales, no hay estructuras institucionales y tampoco políticas o cultura pública de protección frente a la extracción de petróleo y minerales. Las transnacionales extractivas y los distintos gobiernos concentran su negociación hacia la reducción de las obligaciones fiscales de las empresas involucradas y hacia la concesión virtualmente gratuita de los territorios.
La forma más invisible de impunidad deriva de la irresponsabilidad ambiental. Éste ha sido el caso en la explotación petrolera y sigue siendo un problema grave en en el proyecto Marlin, de Glamis Gold, iniciado en Sipacapa, San Marcos, donde se revela la carencia estructural para tomar en cuenta y superar los riesgos de contaminación y depredación que están en juego.
Al mismo tiempo que los empresarios mueven a su antojo las piezas del tablero político, también han logrado silenciar la investigación periodística sobre esta historia, dejando las poblaciones afectadas sin la información necesaria para enfrentar las inversiones que irrespetan derechos y obligaciones.
CONSPIRACIONES Y ANTICOMUNISMO
Las políticas implementadas por los gobiernos de los llamados «años de la primavera democrática», obligaron a las corporaciones petroleras estadounidenses a retirarse del país. Pero su profundo interés por el crudo les hará unirse a las conspiraciones que buscarán derrocar a aquellas administraciones nacionalistas.
El anticomunismo se convierte en una bandera invisible de los inversionistas petroleros. Sus poderes están presentes en la contrarrevolución de 1954, años desde el cual se dará el espaldarazo definitivo a las inversiones petroleras y mineras en Guatemala. Incluso, hubo participación del sector en la conspiración en el plano internacional, tal el caso de la invasión a Bahía de Cochinos para derrocar el régimen de Fidel Castro.
Entre los casos más notorios en cuanto a la influencia de las transnacionales y el involucramiento de funcionarios públicos, es el de EXMIBAL. Este proyecto de extracción de níquel resume con ejemplos lo que cuenta la historia general del libro: la influencia de las transnacionales para cambiar leyes y reformarlas a su favor; el involucramiento de funcionarios públicos en los negocios de las transnacionales, sea como socios o como piezas operativas de sus inversiones; personalidades de los bloques de poder local que participan como accionistas; abogados de las élites que se convierten en representantes legales de las compañías foráneas y el financiamiento externo donde prevalece la figura del Banco Mundial.
BASIC: UN CASO PARADIGMÁTICO
El estudio también analiza la trayectoria de la empresa Basic Petroleum. La historia de cómo esta petrolera, sin experiencia previa, llegó a convertirse en exitosa, sólo se entiende por los estrechos vínculos que promovió con élites empresariales de clara posición anticomunista. Esta petrolera es, de hecho, un caso paradigmático para comprender conspiraciones políticas, a tal grado que su comportamiento me condujo a plantear la hipótesis de que la producción nacional de crudo durante los años más cruentos de la guerra de guerrillas -entre 1977 y 1983-, coadyuvó no sólo a luchas económicas y pugnas ideológicas entre grupos de poder, sino al financiamiento de la estrategia contrainsurgente y a la represión impulsada por el aparato militar y paramilitar.
Durante el último cuarto siglo comienzan a formarse nuevos intereses detrás de cada proyecto inversionista, los capitales detrás de esas operaciones, las estrategias estadounidenses que subyacen para impulsar la industria petrolera, algunas operaciones secretas poco investigadas que involucran a la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos y los escándalos y movimientos financieros de varias petroleras.
Este escenario se expresa en tres situaciones concretas, a saber: una, el énfasis puesto por los gobiernos de corte empresarial neoliberal en la inversión foránea en materia petrolera y minera; dos, los entretelones políticos detrás de proyectos actuales de refinerías para procesar crudo nacional; y tres, las relaciones entre megaproyectos, petróleo e hidroeléctricas.
Más recientemente, estas tendencias se expresan en el espaldarazo que los últimos tres gobiernos han dado a la inversión minera en San Marcos y las dinámicas sociales y políticas que se han generado alrededor de los proyectos de extracción de oro y níquel. Se plantea que la bonanza de precios por la que atraviesan muchos de esos minerales es el principal aliciente para promover la inversión extranjera, lo que al final beneficia a élites estríctamente.
Las alambicadas redes tuvieron en los negocios petroleros uno de sus ejes para poner en funcionamiento los engranajes de una maquinaria alimentada por gobiernos, ejércitos, élites políticas y económicas, organizaciones ultraderechistas y religiosas conservadoras, e incluso, grupos de la mafia internacional.
Ha habido presencia permanente de élites locales, ya fuera como accionistas, representantes legales o «poderes detrás del trono», las cuales interactúan con élites foráneas y transnacionales. Los negocios mineros y petroleros han ido de la mano con las perspectivas ideológicas y políticas de los gobiernos de turno, que por lo general aliados con intereses estadounidenses, e incluso, bajo presiones de las administraciones norteamericanas, han respaldado legal, económica y políticamente a empresas y empresarios.
FUTUROS ESCENARIOS
En un recuento de lo positivo y negativo de las consecuencias ambientales y sociales de la exploración y explotación del crudo y los minerales, aparece una balanza que se inclina hacia lo negativo. La importancia secundaria que en el mundo de los negocios petroleros y mineros tiene el medio ambiente y los derechos comunitarios queda demostrada en las continuas protestas y muestras de rechazo por los pueblos y organizaciones que se oponen a tales operaciones en sus tierras. La violencia política que ha acompañado el desarrollo de los proyectos mineros y petroleros ha sido otra constante de este devenir.
El daño ambiental, la debilidad institucional y jurídica, la violencia, las divisiones sociales, la exclusión de las poblaciones en la entrega de licencias y contratos, son algunos de los fenómenos que seguirán vigentes. Casos como el proyecto Marlin, en San Marcos, el campo petrolero de Rubelsanto, Alta Verapaz, o las minas de níquel en Izabal serán los mayores ejemplos de estos efectos negativos de no acudir a la consulta popular y la auditoría social.
Cabe también destacar el amplio respaldo del que goza la actividad petrolera en Guatemala por parte del gobierno estadounidense.
Las compañías mineras, en su mayoría son canadienses con alto porcentaje de acciones estadounidenses, buscan abrir puertas con el propósito de aprovechar la bonanza internacional por la que atraviesan muchos de los minerales existentes en Guatemala.
Los últimos tres gobiernos guatemaltecos han otorgado alta preferencia a desgravar la economía en favor de la inversión extranjera petrolera y minera. Los códigos de hidrocarburos y minería benefician extensivamente a las compañías extranjeras y, dados los buenos precios internacionales existentes en el mercado, ambas situaciones se conjugan para crear un enorme incentivo para las compañías extranjeras y sus socios locales. De ahí las amplias campañas promocionales oficiales y las múltiples empresas interesadas en el país.
La conflictividad que esas inversiones generan permite ver que, en el corto y mediano plazo, la estabilidad política del país será débil y tendrá en las luchas locales otro escenario que exigirá negociar, en términos más justos, los derechos comunales y nacionales.
El libro, Guatemala: petróleo y minería en las entrañas del poder, publicado por Inforpress Centroamericana.
Fuente: lista de discusión guate_minimg/inforpressca - Edición : 1635 Publicado : 25/11/2005
1 Comentarios:
Muy buen post! Les dejo el link de un sitio web de una empresa llamada Alutel que basándose en la experiencia de más de 10 años en el mercado específico desarrolló Alutel Mobility como una solución que permite el control de las personas y los vehículos de forma móvil focalizado en proyectos productivos, minería, petróleo gas, construcción.
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Por Anónimo, 19 febrero, 2015
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