Ya parecemos país del Primer Mundo…
Por Oscar Clemente Marroquín
Cuando el gobierno de Bush fue incapaz de reaccionar ante Katrina, alguien dijo que la zona afectada parecía ser del Tercer Mundo, por lo que hoy, parodiando esa despectiva expresión, podemos decir que tras los efectos de Stan y la reacción del Estado, Guatemala puede presumir que parece ahora país del Primer Mundo, de ese Primer Mundo que se vio en Nueva Orleans y otros lugares afectados por los huracanes en Estados Unidos.
Y no nos parecemos sólo en cuanto a las dificultades para atender a las víctimas y la incapacidad del Estado para hacerlo. También parecemos del Primer Mundo en cuanto a la especulación generada por la tragedia y la forma en que muchos se comportan al elevar precios para enriquecerse a costillas de quienes más sufren. Así fue en Estados Unidos y vimos cómo estudios de prestigiosas universidades demostraron que el alza a las gasolinas (que pasaron de tres dólares por galón) fue producto de maniobras especulativas que, por cierto, retumbaron con fuerza en estas latitudes. Pues aquí no nos estamos quedando atrás y son muchos los que están haciendo su agosto en medio del drama que enluta a millares de familias.
Por supuesto que el gobierno al decretar el Estado de Calamidad Pública, se mantuvo fiel a la ortodoxia ideológica que le inspira y no tomó ni siquiera en consideración el inciso quinto de las medidas que contempla la ley de Orden Público como facultades extraordinarias del Presidente de la República en casos de una tragedia. Y es que ese inciso puede considerarse como un anatema para las mentalidades de hoy, puesto que literalmente dice: “Establecer precios máximos o mínimos para los artículos de primera necesidad y evitar su acaparamiento”. Obviamente nosotros, como país del Primer Mundo en el que prevalece la economía de mercado porque la oferta y la demanda son una maravilla que impide, según los más dogmáticos, imperfecciones en el mercado, no podemos caer en ese extremo populista y barato de evitar la especulación o el acaparamiento ni siquiera en condiciones de emergencia extrema porque primero es el dogma ideológico que cualquier otra consideración. Dirán que los Constituyentes que aprobaron esa ley en 1965 no habían conocido las nuevas doctrinas que ahora se esgrimen como paradigma, pero resulta que ya en aquellos lejanos días se sabía que así es la humanidad y que cuando hay una catástrofe, siempre hay largos que quieren aprovecharse.
También hemos copiado del Primer Mundo el concepto de la “Photo Op”, como califican los gringos a esos momentos especiales para la posteridad en los que se puede captar la imagen de un mandatario declarando el fin de una guerra que apenas empezaba (la de Irak) o chapoloteando en el agua para demostrar que no tienen miedo de mojarse los calzoncillos.
Y, como en el Primer Mundo, la tragedia desnuda las flaquezas y hace aflorar la miseria extrema, además deja en claro que esa prédica en contra del papel del Estado termina también por eliminar su capacidad de respuesta en casos de necesidad. En Guatemala ahora ya no tenemos ni un Ejército capaz de actuar como en 1976, cuando quiérase o no, fue la vanguardia de las tareas de descombramiento, asistencia a las víctimas y reconstrucción, con una fuerza aérea que desafío al mal tiempo y que realizó proezas para asistir a las víctimas.
CONRED y FEMA son sinónimos oprobiosos del Primer Mundo. Santiago Atitlán y Nueva Orleans son nombres que se asocian hoy y se asociarán en el futuro con el drama y la falta de respuesta para atender a las víctimas. Y así podemos seguir citando nombres, lugares y entidades para demostrar que, como algunos creen, de veras parecemos país de ese Primer Mundo que desnudó Katrina.
Fuente: www.lahora.com.gt
Cuando el gobierno de Bush fue incapaz de reaccionar ante Katrina, alguien dijo que la zona afectada parecía ser del Tercer Mundo, por lo que hoy, parodiando esa despectiva expresión, podemos decir que tras los efectos de Stan y la reacción del Estado, Guatemala puede presumir que parece ahora país del Primer Mundo, de ese Primer Mundo que se vio en Nueva Orleans y otros lugares afectados por los huracanes en Estados Unidos.
Y no nos parecemos sólo en cuanto a las dificultades para atender a las víctimas y la incapacidad del Estado para hacerlo. También parecemos del Primer Mundo en cuanto a la especulación generada por la tragedia y la forma en que muchos se comportan al elevar precios para enriquecerse a costillas de quienes más sufren. Así fue en Estados Unidos y vimos cómo estudios de prestigiosas universidades demostraron que el alza a las gasolinas (que pasaron de tres dólares por galón) fue producto de maniobras especulativas que, por cierto, retumbaron con fuerza en estas latitudes. Pues aquí no nos estamos quedando atrás y son muchos los que están haciendo su agosto en medio del drama que enluta a millares de familias.
Por supuesto que el gobierno al decretar el Estado de Calamidad Pública, se mantuvo fiel a la ortodoxia ideológica que le inspira y no tomó ni siquiera en consideración el inciso quinto de las medidas que contempla la ley de Orden Público como facultades extraordinarias del Presidente de la República en casos de una tragedia. Y es que ese inciso puede considerarse como un anatema para las mentalidades de hoy, puesto que literalmente dice: “Establecer precios máximos o mínimos para los artículos de primera necesidad y evitar su acaparamiento”. Obviamente nosotros, como país del Primer Mundo en el que prevalece la economía de mercado porque la oferta y la demanda son una maravilla que impide, según los más dogmáticos, imperfecciones en el mercado, no podemos caer en ese extremo populista y barato de evitar la especulación o el acaparamiento ni siquiera en condiciones de emergencia extrema porque primero es el dogma ideológico que cualquier otra consideración. Dirán que los Constituyentes que aprobaron esa ley en 1965 no habían conocido las nuevas doctrinas que ahora se esgrimen como paradigma, pero resulta que ya en aquellos lejanos días se sabía que así es la humanidad y que cuando hay una catástrofe, siempre hay largos que quieren aprovecharse.
También hemos copiado del Primer Mundo el concepto de la “Photo Op”, como califican los gringos a esos momentos especiales para la posteridad en los que se puede captar la imagen de un mandatario declarando el fin de una guerra que apenas empezaba (la de Irak) o chapoloteando en el agua para demostrar que no tienen miedo de mojarse los calzoncillos.
Y, como en el Primer Mundo, la tragedia desnuda las flaquezas y hace aflorar la miseria extrema, además deja en claro que esa prédica en contra del papel del Estado termina también por eliminar su capacidad de respuesta en casos de necesidad. En Guatemala ahora ya no tenemos ni un Ejército capaz de actuar como en 1976, cuando quiérase o no, fue la vanguardia de las tareas de descombramiento, asistencia a las víctimas y reconstrucción, con una fuerza aérea que desafío al mal tiempo y que realizó proezas para asistir a las víctimas.
CONRED y FEMA son sinónimos oprobiosos del Primer Mundo. Santiago Atitlán y Nueva Orleans son nombres que se asocian hoy y se asociarán en el futuro con el drama y la falta de respuesta para atender a las víctimas. Y así podemos seguir citando nombres, lugares y entidades para demostrar que, como algunos creen, de veras parecemos país de ese Primer Mundo que desnudó Katrina.
Fuente: www.lahora.com.gt
3 Comentarios:
Claro que las diferencias son abismales pero el artículo de Marroquín es muy bueno y nos presenta en cualquier caso la horrible cara del neoliberalismo que excluye sin piedad a quien no tiene poder de compra y la solirdaridad es una cualidad rara a la que no es bueno que se contagie.
Por Anónimo, 15 octubre, 2005
CONRED es una mierda pero FEMA es peor lo digo por que viví el Mitch en Guate y ahora me toco la maldición de las inhundaciones en Estados Unidos.
Por lo menos en Guatemala no invadió las zonas afectadas con milicias de asesinos.
Ester Padilla
Disculpen el inglés.
Por Anónimo, 16 octubre, 2005
Si tan solo el dinero que en Guatemala se desperdicia con los chafarotes, se utilizara para reestructurar la Conred, en aspectos de prevencion como de reaccion, estariamos lamentando menos victimas humanas...
elG.
Por Anónimo, 19 octubre, 2005
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