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lunes, agosto 01, 2005

Unidad frente a la adversidad

Por Miguel Ángel Albizures - Guatemala, 1 de agosto de 2005

Los conflictos no son malos cuando se ven como oportunidad para avanzar.

Los problemas del país son graves, afectan a la sociedad en su conjunto, y los movimientos indígenas, de derechos humanos, campesinos o sindicales, no deben ignorarlos ni, mucho menos, meterse zancadillas entre ellos mismos, o buscar la forma de lincharse políticamente. Los grupos oscurantistas que aún existen en el país han de estar felices de que las organizaciones se destruyan entre sí, pues su objetivo ha sido debilitarlas, inmovilizarlas o mediatizarlas frente a la problemática nacional.


Éstos son momentos de búsqueda de los puntos que les unen, la participación en ciertos espacios no es gratuita ni nace del corazón de las altas autoridades, son fruto de la presión social, de la protesta y de la propuesta, pero también del legítimo derecho de participación ciudadana para la construcción de la democracia y del Estado Democrático de Derecho que anhelamos.


Las diferencias, por grandes que sean, no son insalvables, todos, indígenas o mestizos, sufrimos las consecuencias de la guerra sucia que se libró en el país. Fuimos partícipes, en una u otra forma, de la búsqueda y construcción de los acuerdos de paz y exigimos la elaboración de un Plan Nacional de Resarcimiento en beneficio de las víctimas, sin distinción de ninguna clase. Que hubo genocidio nadie lo puede negar. Que se realizaron ejecuciones extrajudiciales, es innegable. Que continúa la búsqueda de desaparecidos, es un hecho. Que sigue la excavación en cementerios clandestinos, seguro, y que todos queremos proteger los archivos que recién han sido descubiertos es una realidad, porque en ellos se puede encontrar parte de la verdad del holocausto acontecido en Guatemala.


Los representantes de la sociedad civil en la Comisión Nacional de Resarcimiento (CNR), no pueden seguir perdiendo el tiempo en divisiones internas y en pugnas políticas o personales, retrasando la implementación del PNR. El problema de fondo es político, son luchas de poder en medio de las cuales hay tanto intereses personales como de grupo que deben deponerse. Quienes acusan de racismo o discriminación saben perfectamente que no es ése el fondo del problema, y quienes son acusados saben que ésa es la forma en que les pueden deslegitimar.


Siempre cuesta tomar conciencia de la magnitud de los desastres; algunas veces es demasiado tarde, otras oportuna y logramos salvar vidas. Ojalá y en esto que acontece, logremos salvar organizaciones y espacios políticos por los cuales hemos luchado y trabajado durante tanto tiempo, pero, sobre todo, se logre llevar el resarcimiento a las víctimas que ya llevan muchos años esperando. Unificar criterios y objetivos frente a la adversidad en que nos encontramos, es un reto y una obligación de quienes nos llamamos defensores de derechos humanos, sea desde la perspectiva indígena, sindical, campesina o de cualquier movimiento social emergente.

Fuente: www.elperiodico.com.gt

4 Comentarios:

  • Hoy como ayer el queso está carcomido y engusanado. Las ratas merodean y las moscas revolotean. Hasta cuando debemos permitír que nos dividan los señores feudales criollos?

    No dejemos pasar ninguna oportunidad de avance, resolvamos pronto estos obstaculos.

    Alfonso Sacalxot
    Comunidad Xecam - Berkeley,CA

    Por Anonymous Anónimo, 02 agosto, 2005  

  • Soy indigena a mucha honra y orgullo y no por razones vanales. Sería tema de otra vez.

    El problema de muchas hermanas y muchos hermanos indigenas es que están abusando del problema del rascismo. No justifico en absoluto que se nos discrimine, claro que no!

    Son toneladas de peso histórico de dolor y discriminación sin embargo, hay que estár claros y no dejarnos embarrár con la porquería de la burguesía y echarnos riata entre nosotros.

    El problemas profundo de la Guatemala actuál es la pobreza y la discriminación de clase. Hago un llamado a la gente que está en la discusión ha hacerles llegar nuestros comentarios ya que no creo que seamos pocos los que estamos preocupados por una posible división de objetivos.

    Si este tipo de clavos se dieran entre comerciantes, ciudadanos por aquí y por allá aisladamente no tendría la importancia que tiene que en ambitos de organizaciones populares.

    Mucho ojo! Esto se nos puede escapar de las manos. Ahí tenemos los ejemplos claros de la Exyugoeslavia.

    Pablo Simón

    Por Anonymous Anónimo, 03 agosto, 2005  

  • Como sobreviviente víctima de la represión a mi me provoca una profunda tristeza ese conflicto que se está dando dentro de la CNR.

    La gente que vivió la noche obscura debe sobreponerse inteligentemente al sectarismo.

    Haganlo por nuestros muertos.

    Por Anonymous Anónimo, 03 agosto, 2005  

  • Se agradece la participación atinada de los compañeros idígenas, siempre es bueno leer su voz.

    Es cierto, el clavo de la atomización de las organizaciones sociales es endémico. Algunos lo asumen de manera conciliatoria, con el propósito de ponerle fin al asunto de una vez por todas, -como en la pieza que nos acupa- sin embargo, nunca dura demasiado tiempo la conciliación para que vuelvan a emerger las rencillas y las disonancias (quizá porque las soluciones son "chapuceras", aunque indudablemente llenas de buenas intenciones).

    Es una manera muy guatemalteca de ser, y esto no es característico sólo de las organizaciones, -aunque sean ellas las que peor lo padezcan- sino de todos los sectores de la sociedad. El reclamo que se le hace a la CNR, es justo, aunque también debiera de ser justo, cuestionar la naturaleza misma de la CNR, eso creo que por todos, ha sido obviado. La única crítica atinada que he encontrado al respecto, fue un graffiti en el periferico que decía algo así como "resarcimiento no es igual a justicia", -si no dice eso, confío que el significado es ese-.

    Parece ser que no terminamos de enterrar a nuestros muertos, y por eso mismo, parece ser que los muertos mantienen un protagonismo más fuerte que el de los vivos, los que estamos.

    Recuerdo que hace algunos años, cuando trabajaba en la Fundación de Antropología Forense de Guatemala, a los directores de la institución y a otros servidores de la misma de menor rango, la falta de muertos que exhumar les causaba serías preocupaciones financieras. La muerte cobraba vida en la figura de un chequesito a fin de mes, auspiciado por las flamantes instituciones de la cooperación internacional.

    Recuerdo que aveces se los peleaban como perros -los aumentos y los cheques-. De la justicia nadie hablaba, y cuando alguien osaba traerla a colación, a muchos les causaba agruras. Decirlo así, quizá sea injusto: la justicia también figuraba en la verba de los contratos que se adquirían cada vez que los fondos empezaban a escasear. Una maldita farsa, y un excelente excusa para tragar dineritos.

    Lo que era a todas luces una arqueología de la represión, pasaba a ser una antiséptica "antropología forense", los muertos ya sólo contaban como numeros que garantizarían nuevas donaciones. Los muertos morían de esa manera, dos veces.

    Cuantas veces más morirán los muertos en la instauración incesante de éste orden injusto, en la instauración del "Estado de derecho" que nuestro autor de marras parece solo balbucear sin necesriamente entender, en la voracidad oportunista de las organizaciones que se cierran sobre sí mismas, en la despreocupación por cambiar ésta realidad sin pactar con los beneficiarios del terror.

    Walter Benjamin decía "ni siquiera los muertos estarán a salvo del enemigo, si éste vence". ¿Cómo exorcizar al enemigo que llevamos dentro?, y ¿cómo no perder de vista al enemigo concreto, que se hace difuso, pretendiendo pagarnos a los muertos?

    No se han detenido a pensar, cómo valora el enemigo a nuestros muertos, ¿por manojo, por aldea, por llanto, o según su cotización en el mercado, como les gusta a los neoliberales?

    Es tiempo de irse haciendo unas preguntitas, es tiempo de dudar, de dudar muchísimo.

    Mario Palomo

    Por Anonymous Anónimo, 06 agosto, 2005  

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